
En un contexto global con dificultades y tasas de crecimiento conservadoras, el sector asegurador latinoamericano se erige como uno de mercados con mayor dinamismo y con un gran potencial de desarrollo. De acuerdo a un reciente informe de McKinsey & Company, con una tasa de crecimiento anual del 11% en las primas entre 2019 y 2024, la región de consolida como un terreno fértil para la innovación en materia de canales y, en ese marco, la banca aparece como una destacada protagonista.
Esto es así porque, de acuerdo a los especialistas de McKinsey que trabajaron en el informe, los cambios en materia de distribución resultan uno de los principales ejes sobre los cuales el sector puede basar su potencial de crecimiento debido a que es un mercado con baja penetración de seguros y, por lo tanto, ampliar el acceso a coberturas mediante canales más eficientes y confiables se torna prioritario. Es allí donde la banca asume un rol preponderante ya que en países como Brasil, por ejemplo, representan el 80% de los seguros de vida y pensiones, mientras que en Chile tiene un 25% de la cuota de mercado de los seguros patrimoniales.
¿Qué hace que la banca tenga ventajas competitivas sobre los restantes canales? Simple: alta capilaridad, una importante confianza por parte de los clientes y grandes avances en materia de tecnología. Según el informe, la mitad de los clientes bancarizados de Latinoamérica carecen de productos de seguros. Sin embargo, 9 de cada 10 consumidores sin cobertura estarían dispuestos a contratarlos. Claramente el potencial es enorme para este canal.
El desarrollo tecnológico de la banca también es un gran diferencial, con una buena capacidad para trabajar seguros integrados a productos financieros y un buen aprovechamiento de los datos. No obstante, la integración tecnológica entre bancos y aseguradoras continúa siendo un desafío sobre el cual se debe trabajar para explotar al máximo todos los beneficios que esta sinergia puede traer para ambas partes, mejorar la eficiencia operativa y, por lo tanto, incrementar la rentabilidad.
Según McKinsey, el potencial de crecimiento de seguros en la región se sustenta sobre cinco pilares: el desarrollo de seguros integrados o embebidos, promover experiencias omnicanal, apalancar tecnología e inteligencia artificial, la personalización de la oferta y promover la cultura financiera y de seguros de los consumidores.
Sin embargo, todo ese potencial dependerá en buena medida de cómo los diferentes actores – reguladores, aseguradoras, bancos y demás canales – articulen sus esfuerzos para colaborar en una verdadera transformación en cuanto a productos de seguros, canales de distribución y experiencia de clientes. En ese marco, la banca se transforma no sólo en una gran oportunidad, sino en una aliada imprescindible para construir el futuro del seguro en Latinoamérica.